domingo, 18 de diciembre de 2016

El fantasma va al oeste - 1936


En 1747 el señor de Castillo Glourie muere en combate y es condenado a rondar por el castillo cada noche hasta que sea restaurado el honor del clan familiar humillando a un miembro del clan rival los MacClaggans. Los años pasan y los siglos también, el fantasma de Murdoch Glourie (Robert Donat) lleva muchos años aburrido y sin saber que hacer para restaurar el honor familiar e irremediablemente el castillo cae en desuso. El actual propietario Donald Glourie, también protagonizado por Donat, no tiene dinero para mantener el castillo y mucho menos para mantenerse él así que logra vender el castillo a un millonario norteamericano (Eugene Pallette) que se lleva el castillo piedra a piedra a Florida para promocionar su empresa.
El fantasma va con el castillo a Florida, pero los estadounidenses no se dan cuenta de él hasta que el castillo esta de nuevo de pie.
Donald Glourie viaja a Florida para ver como esta su anterior pocesion y de paso enamorarse de la hija del millonario (Jean Parker) y viceversa , pero el fantasma de Murdoch tambie se enamora de la joven y aqui empeiza el juego de confuciones entre el muerto Glourie y el vivo.


La película compara la vida idílica y romántica del XVIII, eminentemente agraria, con la agitada vida moderna, despersonalizada por el abandono del campo, la emergencia de las grandes urbes y el progreso industrial. Añade una sátira amable de la sociedad americana, dominada por el afán de lucro, la ignorancia histórica y la vulgaridad. La trama de comedia romántica y de humor se ve reforzada y ampliada con elementos de cine fantástico y de terror, a cargo del espectro de Murdoch en busca de su redención. La conjunción de sátira y humor convierte el film en un relato delicioso, de toques magistrales.
La pelicula es ligera ni melodramas de lágrima floja. ¡Con ese título, ya me dirás..,pero su apuesta por el cine de entretenimiento es digna de ser considerada. Robert Donat quien nos evoca al salir en pantalla a 39 Escalones de Hitchcock, lo hace bien en su doble papel de fantasma/heredero arruinado y Jean Parker demuestra que, además de la belleza que la convirtió en una estrella de la Metro de la mano de Louis B. Mayer en los años 30, hace las cosas bien. Junto a ellos, Eugene Pallette (buen actor de reparto en Caballero sin Espada o El Expreso de Shanghai) y la presencia breve pero siempre significativa de Elsa Lanchester, completan un excelente grupo para un trabajo entretenido que no es poco, de otro de esos directores europeos (René Clair) más que interesantes.


Los efectos especiales de los ambos Donat en la misma escena no son tan impresionante hoy en día, normal por otro lado, pero creo que la mayor parte de ellos son lo suficientemente buenos para no caer en el ridículo pero es cierto que El Fantasma va al Oeste esta lejor de ser un clasico debido a que juega en varias ligas, no es una comedia porque no tiene suficiente gracias, no es una peleicula de terror porque de terror poco pero la película de René Clair cumple con lo que pretende, es decir, entretener a un público harto de complicaciones y falto de cosas sencillas. No pidamos al film aquello que no tiene, suspense, intriga, seriedad, terror, etc., ni siquiera la más leve inquietud, porque nunca nos lo dará. Pero si le pedimos una excelente interpretación de Robert Donat, la tendremos.


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